Hablaba en artículos pasados de la comunicación y las fallas
que tenemos. Pues a veces con los que más fallamos al comunicarnos es con
nosotros mismos.
¿Te acuerdas de ese juego del teléfono descompuesto? En
donde alguien dice una frase y la dice en secreto al compañero de junto, el
cual la repite al que sigue y así hasta llegar al último, quien la dice en voz
alta y generalmente no tiene que ver con la frase inicial.
No sé quien inventó ese juego pero me parece que se basó en
una historia personal muy común, en dónde jugamos teléfono descompuesto con
nosotros mismos y las emociones, la razón y las palabras que emitimos se
asemejan a tres amigos con diferente percepción.
·
- Tenemos amistades tóxicas que empañan nuestro ambiente y cada vez que nos dejan enojados o lastimados, nos decimos en la mente que no las volveremos a ver, pero cuando nos buscan con un nuevo problema, decimos que sí y las dejamos entrar de nuevo.
- · Nuestro hijos nos piden un permiso, para ir con unos amigos, o a alguna fiesta que sabemos que no le conviene, que le hace mal, que lo pone en riesgo, y de todos modos decimos que si.
- · Decimos que si a los panecillos, las azúcares, el tabaco, el alcohol, aquello que le hace daño a nuestra salud, y lo sabemos.
- · A postergar lo que necesitamos, debemos o decidimos hacer porque nos va a traer algo bueno.
- · A gritar, perder el control, insultar.
¿A qué le sigues diciendo que sí, cuando quieres decir no?
En el juego del teléfono descompuesto se
pierde la información por mala dicción, por mal oído, por distracción interna,
por ruidos externos. ¿Qué te hizo perder
a ti, la comunicación?
i)
Porque tu emocionalidad no tiene buena dicción,
porque la has tenido sometida, apagada, no la respetas, te falta voluntad?
ii)
Porque tu cabeza está escuchando lo que quiere,
e interviene tu dialogo interno que te dice que puedes
(a)
Perder la confianza
(b)
Perder el amor
(c)
Perder la comodidad
Y no sabes que hacer. Tu propia
historia te está traicionando?
iii)
Por el ruido externo que te dice que está bien
que sigas así, que te da consejos sin tener autoridad, que te dice que es lo
correcto aunque tu cabeza o tu corazón digan lo contrario.
¿Por qué perdiste la comunicación?
En el juego del teléfono descompuesto, el final es muy
gracioso y termina en risa y buen humor, des afortunadamente en este de la vida
real, se aleja mucho de ser gracioso porque seguir diciendo que si, a lo que
quieres dejar de decirlo, tiene un precio y a veces es muy alto.
¿Qué precio estás pagando por seguir diciendo si?
Tu salud, dolores de cabeza, tu bienestar, el buen
desarrollo de tus hijos, tu integridad, una vida más plena.
iv)
Porque te está faltando ver que el beneficio de
dejar de decir Si es mayor al precio que pagas por seguirlo diciendo.
Cuando dices que si a esas
galletas, pagas un precio en tu salud, que si dejaras de decirlo, te sentirías
mejor, serías más feliz, estarías más saludable.
Analiza estas tres preguntas y se
más congruente con tu comunicación, no juegues más al teléfono descompuesto con
tu estar bien.
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